Transformación en gato.




En un sueño corriente, si se puede decir que alguno lo es, me he mirado una mano por casualidad, y he visto que me estaban desapareciendo los dedos. Me faltaba el anular y la mitad del índice, y el meñique empezaba a desaparecer. No había dolor. Este tipo de sucesos raros con las manos ya sólo apuntan en una dirección: estoy soñando.

De esta forma cobro lucidez, pero sin ningún plan en mente. Estoy a punto de ponerme a volar por puro placer cuando pienso que mejor que aproveche el sueño lúcido en hacer algún experimento ¿Alguna vez has querido ser un gato?

Nunca había intentado transformarme en algo en un sueño, y no me ha resultado fácil. Primero porque no era capaz de verme a mí mismo, así que no sabía si lo estaba haciendo bien. He transformado mis brazos en patas. Lo más difícil ha sido cnovertir las manos en garras, porque había que cambiar las uñas de lugar.

Después de eso he ido perdiendo la lucidez poco a poco. Supongo que he dejado a un gato suelto por el subconsciente.
En este sueño, estábamos dos personas en un coche, atascados en una ciudad atestada de gente.

Mi acompañante salía del coche para ir a una tienda a comprar té, o un relog, o algo por el estilo. Cada vez había más gente, y casi no se podía mover, no podía avanzar ni yo podía salir del coche. Sin embargo, consigue volver adentro, aunque en ese momento el coche está absolutamente rodeado de gente y es imposible salir o moverlo.

Cruzamos una frases de preocupación, el sueño está a punto de volverse pesadilla. Sin embargo, una luz brillante parece venir de fuera y nos deslumbra por un momento. Es, digamos, la luz de la consciencia, pues me acababa de dar cuenta de que era un sueño.

Levanté el techo del coche, como si fuese un descapotable. Mi acompañante parecía haber cobrado consciencia también... pero claro, no puede ser, así que el sueño no fue totalmente lúcido. El caso es que cogimos las maletas y nos fuimos volando.

No recuerdo mucho más. Simplemente no me apetecía tener una pesadilla ese día, supongo.